viernes, 24 de octubre de 2008

Apología: A mi me gusta el arte por el arte mismo

Son las 2:20 am y otra vez me puse malataza y aunque la taquicardía ya pasó, aún queda el insomnio y la aceleración sináptica que me hace mover los dedos y multiplica mis ideas, sin embargo de ese mar de divagaciones sin sentido y "boludeces" a granel sobresale un pensamiento que traigo desde la tarde de hoy, surgido en mi clase de teorías antropológicas. Mi debate interno comenzó al escuchar de boca de Angeles, la maestra de la clase, la frase de "a mi no me gusta el arte por el arte", haciendo referencia a que la producción artística debe ser encaminada o mejor dicho debe estar envuelta en un contexto "social y político" o como dirían algunos otros compañeros del salón "el arte debe tener una función social". Algo como darle un sentido "armado" a las expresiones artísticas y ser la voz de una causa.

Sin embargo a mi muy particular y personal punto de vista este tipo de arte es un tipo de propaganda moralizante que me da mucha pereza. No me quiero meter en debates de tratar de definir los límites de ingerencia de las artes y hasta que punto deben éstas excluirse o no de asuntos políticos o sociales, tales como causas y movientos, que en su esencia son totalmente validos, justos y necesarios. Pero sin embargo en el momento de envolver con un tinte "finista" (me saqué este término de la chistera como para tratar de definir un sentido maquiavelico de que el fin justifica los medios que se ha transminado a todos los ámbitos de la vida) a un medio de expresión, tanto éste como aquello que se intenta "defender" o revalorizar pierden parte de su esencia y se convierte muchas veces en eso que están tratando precisamente de críticar: se convierte en un discurso moralizante y cuasi-tabu, embadurnado de una misma lógica del orden de las "cosas" y del "deber ser", un efecto espejo que define lo que se hace haciendo paridad de lo que no se quiere hacer. Tal vez este fenómeno tenga su precedente mas famoso en México en las obras realizadas por Diego Rivera, en donde por un lado resalta al pueblo mexicano, a las culturas indias, a la barbarie cometida durante la época de la conquista y a las luchas proletarias todas bajo la sombra del marxismo mítico; pero que por otro lado recibe dinero y apoyos de un Estado empeñado en la desaparición de la diversidad cultural y que además trabaja para Rockefeller y que procede bajo formas mafiosas de poder del partido comunista basado en el modelo Stalinista de la época.

Otra crítica que escuche de otro de mis compañeros de clase fue: "es que hacer arte por el arte, es como muy egoísta, es como decir: mírenme soy artista y soy chingón por lo que hago". Sin embargo para mi este argumento no abarca en si al arte en si mismo sino que hace referencia a esa misma lógica finista que menciono en el párrafo anterior. Ahora, a lo que voy después de tanto choro es que sí, el arte es una forma de expresión desde una subjetividad inmersa en un contexto social, cultural, ético y político, pero que en sí mismo, en su esencia, no está ese sentido finista de las cosas, si no mas bien, en su naturaleza se encuentra lo que yo llamo un "amaquiavelismo" (ausencia finista) impresionante, como una forma de decir "el fin no justifica los medios: el fin es el medio y el medio es el fin". Y es en ese vaivén, o no se si llamarle dialectica, en donde la creación artística hecha desde sí va generando nuevas formas y va rompiendo desde lo concreto esas formas y relaciones establecidas dentro de la lógica del "deber ser"; como por ejemplo el dadaismo y aquellas corrientes que dejaron de hacer lo que se venia haciendo para hacer algo "otro" distinto a lo ya hecho, aquí creo yo que aplica ese juego de palabras de "si seguimos haciendo lo que hemos hecho hasta ahora, seguiremos obteniendo lo mismo que hemos obtenido hasta ahora".

Otro comentario que salió en la clase, y ya para para acabar, fue el de que "aquel que diga que no hace arte desde una posción política o aunque no lo demuestre explícitamente, esta en sí inmerso en una postura política ahuevo". Para mi es una frase totalmente aplastante y que corta de tajo y encierra y aprisiona la posibilidad de salirte de los límites, y que trata de regresar a un orden, en este caso creo yo bajo la lógica del marxismo mítico, todo aquello que anda rondando y sobre pasando las fronteras del "deber ser". Yo por eso defiendo lo que yo entiendo como la creación artística hecha desde sí misma y por eso yo digo que a mi sí me late el arte por el arte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"El arte por el arte" es la expresión de gente desesperada por encontrar una esfera que les dé libertad para no comprometerse en las luchas sociales.

Pero no es así, el arte es transformación y un marxista cercano, Adolfo Sánchez Vázquez, lo sitúa como una de las tres formas de praxis.

El trabajo, del campesino, del obrero es una: se transforma la materia y se crea un satisfactor.

La acción revolucionaria es otra: se transforma la estructura política y jurídica.

El arte es otro, se tranforma una materia y se crea una obra expresiva.

¿qué satisface el trabajo? una necesidad social.

¿para qué transforma el revolucionario el sistema? por ser una necesidad social.

¿qué expresa el artista? dejamos abierta la respuesta.

Todas estas formas son formas de la praxis, de la transformación. Para que la praxis sea creativa, según Sánchez Vázquez:

1.- Debe haber una interacción entre el sujeto y el objeto: una subjetivación de los objetos y una objetivación del sujeto, determinándose mutuamente. Los planes previos del sujeto se van transformando y la materia también a lo largo del proceso. Hay creatividad, hay una adaptación a las circunstancias.

2.- El producto final es impredecible. Por lo mismo que la praxis es creativa si realmente transforma y la determinación es mutua entre el sujeto y el objeto, no se sabe cuál será el resultado final, no hay predicciones en la revolución y se pugna por un trabajo productivo creativo, diferente al de una máquina y humanizado.

3.- Las obras son irrepetibles. La revolución cubana es única, así como la rusa. Es absurdo copiar las tácticas y planes, hay que partir de lo concreto y actual. La obra de arte también es irrepetible y, quizás algún día, el mismo sello irrepetible se encuentre en los productos del trabajo.

Así, más que el trabajo o el arte se reduzcan a la lucha social o política, se encuentran en la misma categoría de praxis. Las esferas, sin duda, tienen relación y la lucha social puede ser expresada en el arte, el trabajador puede enriquecer y sostener a la clase en el poder o cuestionarla, etc.

¿Alguna praxis es más importante que las otras?

Ésa es la pregunta que queda abierta.